Para salir airosas, las empresas están obligadas a acometer una profunda transformación digital. España, de momento, se sitúa por detrás del promedio de digitalización europeo, en datos proporcionados por Accenture y Mobile World Capital Barcelona en su último informe conjunto, donde también se asegura que el PIB español podría aumentar en 42.600 millones de euros, un 3,6% adicional, hasta el año 2021 con el simple hecho de acelerar la transformación digital de las empresas. Y las APIs son unas de las palancas estratégicas que hacen posible esas oportunidades.
El optimismo de estas cifras, la gratuidad de muchas de las herramientas y la democratización de modelos como el open banking allanan el sendero hacia esa transformación digital.
Por el momento, son principalmente las grandes compañías las que están acercando el cambio. Su experiencia abre la puerta a capitalizar el open banking como un catalizador para la transformación digital de las empresas. Gracias a las APIs, la banca se ha situado en el centro de un ecosistema digital conectado donde todo tipo de empresas cooperan para crear nuevas y mejores aplicaciones gracias a los recursos y conocimientos de unos y otros.
De la banca a las pymes y las startups
Llevar a cabo una estrategia de APIs no es algo exclusivo de grandes empresas o de sectores tecnológicos. Cualquier compañía puede adoptarla y beneficiarse de todas sus ventajas. Y es ahí donde está la magia. Porque por muy amplio que sea el enfoque con el que se diseña una API, son los propietarios de los negocios quienes mejor pueden imaginar nuevas aplicaciones.
De hecho, las API potencian prácticamente todas las transacciones digitales modernas, desde la respuesta a los correos electrónicos hasta la compra móvil o el registro de la interacción de un cliente en un CRM. Las más y mejor empleadas en la transformación digital son las financieras. Las pymes más avanzadas se han decantado primero por todas aquellas interfaces que tienen que ver con el comercio: realizar pagos a través del TPV pero sin TPV y financiar la compra de un cliente desde el mismo terminal, por ejemplo. Pero hay más.
Pioneras
BBVA fue de las primeras compañías en apreciar la profundidad del cambio. La firma se ha posicionado en esta transformación creando BBVA API Market, una plataforma en la que ofrece hasta dieciocho APIs financieras para ayudar a quienes quieran mejorar sus productos y servicios e impulsar o crear nuevas líneas de negocio en tres mercados diferentes: España, EE UU y México. Así empresas, startups y desarrolladores pueden lanzar nuevos productos y servicios integrando en sus aplicaciones servicios financieros para clientes de BBVA, siempre que los últimos den su permiso.
La API Market de BBVA presenta tres niveles: pruebas, basic y full. Entre las APIs disponibles, las hay que se enfocan en la identidad del cliente, su itinerario de gastos, analizan su cultura de pagos, exploran niveles superiores de transferencias, conectan con China, recogen y estudian datos agregados y lanzan notificaciones en tiempo real.
De estas, PayStats, por ejemplo, pone en valor el big data del banco de manera agregada. Gracias al análisis de estos datos anónimos, los comercios conocen los horarios, procedencia y preferencias de sus clientes, entre otras muchas cosas. Alipay, como otro ejemplo, permite a los establecimientos españoles ofrecer este canal a los turistas chinos. Las de banca personal o retail posibilitan el acceso a los datos y operativa de aquellos clientes de BBVA que hayan dado su permiso y así maximizar su experiencia y los procesos de conversión. Customers, Accounts, Cards, Payments, Loans y Notifications facilitan la creación de servicios de valor añadido para los clientes.
Entre los frutos de esta colaboración entre banca y startups vía open banking, destacan Geoblink (especializada en geomarketing, que ayuda a KFC, La Tagliatella, Toyota, Klepierre o Eroski a la hora de escoger el mejor sitio donde instalar su próximo establecimiento) o Simple (una de las principales fintech de Estados Unidos y que BBVA compró en 2014).
Al margen de BBVA, los ejemplos son infinitos, y no todos financieros, porque dependen de un volumen asimismo inagotable de recursos que hacen que el número de integraciones posible sea tan amplio como se quiera ambicionar: un ecommerce que alberga un marketplace, el CRM, la contabilidad o el TPV en una única solución.
Los grandes almacenes Luiza, en Brasil, abrieron su plataforma de APIs a terceros a cambio de que estos vendieran a través de su ecommerce. De esta manera, agregó clientes sin coste alguno al tiempo que multiplicó sus referencias hasta las 35.000 en pocos meses. Solo durante el primer trimestre de 2018, la compañía creció un 66%, hasta 1.500 millones de reales (351 millones de euros) pese a la exitosa incursión de Amazon en la región, explica Apigee Compass en The Digital Transformation Journey.
Como Luiza, cada vez son más las compañías que crean sus propios marketplaces. Las APIS de ecommerce se utilizan para publicar automáticamente tus productos en otros mercados y para dirigir a los clientes hacia compras relacionadas. Entre las más conocidas, figura Amazon.
Como explica Francisco González sobre la propia transformación digital de BBVA, “aquellos percibidos como líderes en la transformación digital gozarán de mejores perspectivas de crecimiento y rentabilidad, lo que les dará”, continúa el ya expresidente de la entidad, “la capacidad técnica y financiera para sacar partido del proceso de consolidación, en forma de atracción de talento, reputación ante sus clientes y proveedores y mayor cuota de un mercado mucho más amplio y verdaderamente global”. Y eso que habla de un sector resistente al cambio que, sin embargo, ha sabido aprovechar la profundidad del mismo para acometer el gran salto.
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