La importancia de los abogados en el desarrollo (y venta) de una startup

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La importancia de los abogados en el desarrollo (y venta) de una  startup

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Uno de los momentos más importantes en la vida de una startup llega cuando es necesario ampliar el equipo. ¿Necesitamos más programadores para acelerar el desarrollo? ¿Quizás gente de marketing para ayudar a dar a conocer nuestro proyecto? Pero antes, mucho antes de todo esto, hay una figura que en nuestra empresa no puede faltar: un abogado.
 
Algunos pueden considerar que se trata de un papel superfluo, sobre todo durante el comienzo de la aventura empresarial, pero alguien experto en materias legales es indispensable desde el principio. No es necesario que se trate de un abogado que trabaje en exclusiva para la startup en cuestión (sobre todo, como decimos, al inicio), pero sí se debe tener a alguien a quien recurrir si se quiere llevar el proyecto al siguiente nivel.
 
Ignacio de Miguel, en Loogic, lo tiene claro: "Pon un abogado en tu empresa". Allí recomienda que, desde el principio, se debe incluir la figura de un abogado en el presupuesto de una empresa. "Es el guardaespaldas legal", afirman. Carlos Blanco, conocido inversor, también ha destacado en varias de sus conferencias la importancia de contar con un buen asesor fiscal y un buen abogado cuando se decide emprender un nuevo negocio.
 
¿Para qué trámites necesitamos un abogado?
 
Pero ¿para qué se necesita un abogado en una startup? Acabaríamos antes diciendo para qué no, ya que son muchos los trámites que requieren de asesoramiento legal. Por ejemplo, una vez que hemos decidido fundar la empresa es necesario decidir qué forma de sociedad se adapta mejor a lo que se necesita, registrar la marca, el producto y otros trámites vitales para evitar problemas en un futuro. Si tenemos pensado hacer un sitio web, también hay que incluir el Aviso Legal y otras cláusulas. El abogado puede encargarse de todo esto.
 
Después también toca firmar el pacto de socios para proteger la empresa del resto de socios y también frente a terceros. El objetivo es establecer cuál es el papel de cada uno dentro de la startup y echar una mirada al futuro: ¿qué pasa si alguien abandona el proyecto? ¿Y si llega un inversor? Lo mejor en este caso también es redactarlo con asesoramiento legal para no dejar nada al azar.
 
Una vez que se ha cerrado la creación de la empresa, en el día a día suele ser necesaria una figura legal a la cual poder recurrir, por ejemplo, a la hora de redactar contratos con terceros, los propios contratos con los trabajadores, relaciones con otras empresas, compras, ventas, fusiones y un largo etcétera.
 
En definitiva: se necesita un abogado para asegurarse de que con la nueva startup no se rompe ninguna ley, para protegerse de terceros y también para establecer la organización interna de la compañía.
 
¿Qué abogado escoger?
 
Vale, ya tenemos claro que si queremos no cometer errores y evitar problemas futuros en nuestra startup, necesitamos contratar un abogado. Pero ¿a quién? Seguro que algún 
familiar/amigo es abogado, ¿podría ser una buena opción? A menos que esté especializado en startups, la respuesta probablemente sea no.
 
En Both sides of the table han publicado un excelente artículo al respecto en el dan un ejemplo de lo que estamos diciendo. ¿Contratarías a un desarrollador de Javascript para que diseñara y planificara tu base de datos? Lo mismo ocurre con los abogados: hay muchas especializaciones. Si alguien es experto en Derecho Familiar, no necesariamente tiene que serlo en el sector de Internet o en el que se mueva tu startup.
 
En definitiva: ahórrate problemas
 
Aunque contratar un abogado supone un gasto inicial para cualquier startup que acabe de nacer, es un paso vital para evitarse problemas en el futuro. "Derecho preventivo", que llaman. 
En lenguaje cotidiano: ahorrarse disgustos.

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