Hablemos de dinero: ¿Qué opciones tengo para financiar mi proyecto emprendedor?

Hablemos de dinero: ¿Qué opciones tengo para financiar mi proyecto emprendedor?

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Tienes una idea y un modelo de negocio. Quieres ponerla en marcha, pero falta una de las patas fundamentales: la financiación. Y surge la duda, ¿cuáles son las mejores opciones que tengo sobre la mesa para financiar mi proyecto? Aquí recopilamos algunas de las fundamentales, con sus ventajas y sus inconvenientes.
 
La financiación puede ser la barrera de entrada fundamental para el ecosistema emprendedor. Por eso hay que tener muy claras cuáles son las alternativas y ver cuáles se ajustan más al proyecto. Veamos:
 
Bootstrapping, cuando no hay dinero
 
No hay dinero y tampoco hay posibilidades (ni tampoco, en algunos casos, voluntad) de buscarlo. ¿Es posible emprender así? No en todos los sectores, pero si se puede. Eso es lo que se conoce como 'bootstrapping'. Se trata de cumplir esos primeros pasos del proyecto sin apenas recursos económicos.
 
Esta modalidad puede resultar útil por una razón evidente: no es necesario exponerse a una financiación externa o un sobreendeudamiento. Además, a esta se une otra que también es intrínseca a la ausencia de dinero para afrontar el día a día: se agudizará el ingenio y se potenciará la creatividad para alcanzar los objetivos. Sin embargo, es posible que pese más uno de los inconvenientes fundamentales: el crecimiento futuro de la iniciativa será hipotecado por esta falta de financiación.
 
Las tres F´s: el entorno más cercano
 
Puede que no haya dinero y que la posibilidad para acceder a las vías de financiación tradicional también sean escasas. Es el momento en el que hay que mirar alrededor: el entorno más cercano. Lo que se conoce como las tres F: Friends, Family and Fools (Amigos, familiares e idiotas). 
 
Es ideal para los primeros pasos y tiene grandes ventajas:
– Son los inversores que, en teoría, serán más fáciles de convencer para apostar por tu proyecto.
– Mejores condiciones. El acuerdo para devolver esos recursos económicos prestados será, casi con toda seguridad, más ventajoso que por el resto de vías, dada esa vinculación personal.
 
Pero, como todo, tiene una cruz formada por algunas dificultades importantes. Una de ellas es la escasez de recursos por la incapacidad para reunirlos de ese entorno más cercano y, también, la presión ‘extra’ que supone en lo personal . Pese a todo, es un primer escalón que, a veces, es muy tenido en cuenta por los inversores de fondos de capital riesgo antes de poner sobre la mesa financiación para un proyecto maduro.
 
Capital semilla, fondos sin ingresos
 
Y después del inicio con una autofinanciación total o con el entorno más cercano, llega la posibilidad de conseguir el capital semilla. Es aquel que se invierte en startups o empresas en sus primeros pasos, en los que aún no hay ni un modelo claro de negocio ni una estructura de ingresos estable. El riesgo empieza a ser elevado para quien hace el desembolso, por lo que las cantidades no suelen ser muy altas.
 
Normalmente, estas inversiones en las primeras fases de la empresa suelen hacerlas business angels, aunque también hay fondos dedicados a ello. La cifra total invertida no suele ser superior a los 200.000 euros puesto que ni las necesidades son mayores, ni tampoco hay especial disponibilidad ante lo inestable de los proyectos.
 
Los VC y ‘Private Equity’ suben un escalón
 
El siguiente escalón tiene un denominador común: menos control por parte del emprendedor. Es el formado por los fondos de capital riesgo (Venture Capital) y los 
dedicados al ‘Private Equity’. Los primeros están centrados, especialmente, en empresas de base tecnológica con un potencial de crecimiento y de riesgo elevado, y los segundos en todo tipo de empresas pero con cantidades, en muchos casos, mucho mayores.
 
Las ventajas son evidentes: hablamos de fondos que están dispuestos a poner sobre la mesa una cantidad de capital importante e imprescindible para seguir adelante. Un capital unido a un riesgo evidente (más acusado en el Venture Capital). Pero la desventaja puede ser la pérdida de control por parte del emprendedor. En ambos casos, los fondos o inversores que aterricen lo harán con una parte del accionariado y, en algunos casos y dadas las necesidades perentorias de financiación, con una parte fundamental.
 
Eso en algunos casos puede ser una ayuda fundamental, pero también se puede llegar a convertir en una pérdida de control sobre los destinos del proyecto propio. Por eso hay que valorar muy bien las necesidades y, sobre todo, los límites que se marca el equipo fundador.
 
Financiación pública
 
Y al margen de lo privado, la esfera pública también ofrece otras alternativas de inversiónEl Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) y la Empresa Nacional de Innovación (Enisa) son dos de las opciones más importantes. El primero pertenece al Ministerio de Economía y el segundo al de Industria. Entre ambos se cerraron 533 operaciones a lo largo de todo el año 2012, siendo más del 90% de éstas dotadas con un capital inferior a 250.000 euros,según el informe de Webcapitalriesgo. Ahora, la puesta en marcha del Fondico, el fondo de capital riesgo impulsado por el Instituto de Crédito Oficial (ICO) incrementará, de manera importante, el peso de la inversión con dinero público en los proyectos emprendedores durante los próximos cuatro años.

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