La apertura de los mercados financieros a través de la tecnología y la creación de nuevos productos digitales avanza a ritmo desigual por el continente americano. Si en este artíulo analizábamos el estado del open banking en Asia y Oceanía, en este nos centramos en varios países americanos.
Mientras naciones como México y Brasil abanderan regulaciones que impactan ya en ecosistemas cada vez más maduros, otros países como Argentina o Perú carecen todavía de normas y continúan en fase de perspectiva y análisis de los movimientos en otros países. A medio camino encontramos estados como Canadá, que ya inició su recorrido aunque lo transita despacio, y Colombia, que recién comienza a mover normas y decretos en un contexto cada vez más dinámico.
Argentina
El país austral, al igual que ocurre con Perú y Colombia, carece de regulación concreta sobre el open banking. En septiembre de 2019, fuentes del Banco Central de la República Argentina (BCRA) declaraban: “Tenemos claro que es una tendencia mundial. Por eso estamos mirando detenidamente las experiencias internacionales y tenemos bajo estudio el tema para tomar definiciones en el corto plazo”. Desde entonces hasta hoy, en abril de 2020, esta entidad pública no ha informado de ninguna novedad al respecto, más allá del fallo de unos premios sobre innovación financiera.
No obstante el país sí cuenta con una guía de intenciones recogida en la Estrategia Nacional de Inclusión Financiera, una documentación elaborada por la Presidencia de la Nación a través del Ministerio de Hacienda. En este informe, que pese a no contener regulación sí describe intenciones políticas al respecto de elementos del mercado financiero que podrían encaminar un hipotético desarrollo futuro del open banking en este país. Sobre todo lo encontramos en los objetivos estratégicos para impulsar la inclusión financiera, siendo el segundo de ellos “potenciar el uso de cuentas, medios de pago electrónicos, y otros servicios financieros, como portal de entrada al sistema financiero”.
Brasil
En mayo de 2019, el Banco Central de Brasil publicó los requisitos para la aplicación del open banking en este país sudamericano. Este organismo nacional establece que en una primera etapa los bancos deberán compartir:
- Productos y servicios ofrecidos: localización de puntos de atención, características de los productos, términos y condiciones contractuales, costes financieros, etc.
- Datos de los clientes: nombres, número de inscripción en el Registro de las Personas Físicas (CPF, en Brasil), afiliación, dirección, entre otros.
- Datos transaccionales del cliente: datos relacionados con cuentas de depósito, operaciones de crédito, otros productos y servicios contratados por los clientes, entre otros.
- Servicios de pago: transferencias, pagos de productos y servicios, entre otros.
La divulgación de estas directrices es considerada, junto con la consulta pública de regulación llevada a cabo en noviembre de 2019, como las fases uno y dos del proceso de implantación, que tendrá como fase tercera la reglamentación. Y ese es el momento actual, mientras las instituciones financieras de Brasil trabajan en el desarrollo tecnológico de sus plataformas, la implementación de interfaces y la certificación de seguridad, como ocurre en Europa con la autenticación reforzada o SCA en el marco de la PSD2. Se espera que el modelo de banca abierta inicie su despliegue, en su cuarta fase, en el segundo semestre del 2020.
Canadá
Los caminos hacia el open banking se empezaron a andar en Canadá en 2019, año en el que Comité Senatorial Permanente de Banca y Comercio emitió recomendaciones para que las autoridades establezcan como prioridad la protección de la información financiera de los canadienses. El Gobierno, consciente de la necesidad de mantener un sistema financiero estable y competitivo a nivel mundial, tomó en cuenta el informe y conformó un comité para analizar los aspectos de la implementación del open banking y sus futuras regulaciones.
Este organismo especializado puso manos a la obra y, a comienzos de 2020, ha dado por culminada la primera fase de análisis. Ha concluido que es vital el desarrollo de una infraestructura tecnológica más segura para los consumidores. Para esto, en la segunda etapa que se iniciará en el segundo trimestre de 2020, el comité trabajará con las partes involucradas en la implementación de la banca abierta y dará asesoramiento sobre soluciones para mejorar la protección de datos, examinando temas como la gobernanza, control de los datos personales por parte del consumidor, la privacidad, y seguridad.
El Gobierno recibirá las conclusiones de esta segunda fase de análisis a finales de 2020, colocando al país norteño en una posición bastante rezagada en cuanto al despliegue del open banking.
Colombia
Pese a contar con más de 200 startups fintech a finales de 2019, estando por delante de Argentina (116), según Finnovista Fintech Radar, y a pesar de la promoción de la innovación que hace el regulador estatal, la Superintendencia Financiera de Colombia (SFC), el país carece aún de ninguna regulación específica oficial para el open banking, aunque sí ha ido modificando algunas leyes y normas, como en el caso del Decreto 222, que simplifica y digitaliza la contratación de ciertos productos de ahorro.
No obstante, ya en un temprano 2017 la SFC había conformado el Grupo de Trabajo de Innovación Financiera y Tecnológica para investigar, promover, experimentar y apoyar el uso de la tecnología en el sector financiero. Ello fue conformado a través de tres mecanismos: El Hub, con el objetivo de apoyar y asesorar a entidades relacionadas con la innovación financiera y tecnológica, y que cuenta actualmente con 165 entidades adheridas; la Arenera (sandbox), permitiendo realizar experimentos o pruebas tecnológicas, que cuenta con seis experimentos hoy en día; y el espacio RegTech, con el objetivo de aprovechar los desarrollos tecnológicos para apalancar la innovación interna del SFC, que cuenta con cinco proyectos.
Mientras, el sector privado se mueve por su cuenta. En 2019 Colombia Fintech y los británicos Open Vector, uno de los actores clave en el desarrollo del open banking en Reino Unido, firmaron un acuerdo para el desarrollo del open banking en Colombia. “Nos permitirá abrir una relación constructiva a largo plazo con el ecosistema del Reino Unido, y así traer las mejores prácticas regulatorias desde Londres, hoy capital mundial de la innovación financiera”, afirmó en su momento sobre este acuerdo Edwin Zácipa, Director Ejecutivo de Colombia Fintech.
Estados Unidos
La mayor economía del mundo es, a su vez, la que menos probabilidades tiene de obtener una regulación propia a corto o medio plazo sobre el open banking, según un reciente informe del banco de la Reserva Federal de Boston. Esto es debido a su sistema de regulación bancaria, más complejo y fragmentado que en otras naciones. Hasta la fecha, EE. UU. reconoce que, aunque existe un mercado y una demanda de banca abierta, la estructura reguladora actual da prioridad a la protección del consumidor y se centra en emitir pautas no vinculantes para las instituciones financieras y las compañías tecnológicas.
En 2017, la Oficina de Protección Financiera del Consumidor (CFPB) publicó sus ‘Principios de Protección del Consumidor: Compartición y Agregación de Datos Financieros Autorizados por el Consumidor’ para abordar la seguridad, la privacidad y el consentimiento informado. En 2018, el Tesoro de los EE. UU. emitió un reporte a la Presidencia del país sobre financieras no-bancos, fintech e innovación que puso en el tejado del sector privado el empuje del open banking, algo en lo que entraron muchas startups e instituciones financieras que buscan servicios digitales mejorados y ampliados para sus clientes. Por ejemplo, Plaid ofrece una plataforma API para que los terceros proveedores (TPP) se conecten a las instituciones financieras para acceso a la cuenta y autenticación. Otros proveedores, como Stripe, conectan sus sistemas API a las plataformas de dichas instituciones.
Otras acciones relevantes las encontramos por ejemplo en las llevadas a cabo por la Asociación Nacional de Centros de Compensación Automatizados (NACHA), que se ha asociado con Accenture para crear el Grupo de Industria de Normalización API (ASIG, que pasó luego a ser Afinis) para desarrollar una herramienta para que las instituciones financieras, empresas, fintech y otras partes interesadas de la industria estandaricen el uso de API. Con este programa se han identificado 16 APIs específicas en tres categorías para un mayor desarrollo en función de su impacto general en la industria de pagos: fraude y reducción de riesgos, intercambio de datos y acceso a pagos.
Por su parte, el Centro de Análisis e Intercambio de Información de Servicios Financieros (FS-ISAC) desarrolló una API para apoyar la transferencia segura de datos que se alinea con los requisitos europeos de la PSD2 para ayudar a las instituciones financieras a usar sistemas uniformes cuando realizan negocios en EE. UU. y la UE.
En el citado informe de la Reserva Federal, fechado en marzo de 2020, esta institución recalca que puede ser muy útil para las agencias reguladoras (como la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal, la Comisión Federal de Comercio y la Oficina de Protección Financiera del Consumidor), realizar un estudio sobre las preferencias del consumidor y percepciones de la banca abierta mientras el mercado estadounidense aún está en esta fase tan inicial. Los desarrollos en la banca abierta y las APIs son un tema que las partes interesadas de la industria de EE. UU. probablemente continuarán monitoreando y explorando en varios foros.
México
México sigue subiendo peldaños en el nuevo mercado financiero abierto. Como ya avanzábamos en detalle en este artículo, el pasado 9 de marzo, el Banco de México (Banxico) publicó las primeras reglas del modelo de open banking, contemplado en la ‘Ley para regular las instituciones de tecnología financiera’, la conocida como ‘Ley Fintech’.
México fue un país pionero al lanzar ya en marzo de 2018 esta normativa, especialmente novedosa a nivel internacional por su artículo 76, que establece la obligación para los distintos actores del ecosistema financiero de ofrecer APIs con el fin de compartir información entre sí.
Este avance normativo se afianza ahora en un país que ya es el mercado fintech líder en América Latina, al sumar más de 394 empresas que ofrecen servicios financieros con ayuda de la tecnología, de acuerdo con el Fintech Radars, elaborado por Finnovista. Le siguen Brasil, con 380; y Colombia, con más de 180.
No obstante, no todo es perfecto. El citado movimiento de Banxico, además de ser limitado en su alcance en cuanto a tipos de datos, también lo es en cuanto a actores: afecta solo a sociedades de información crediticia y cámaras de compensación, por lo que todavía están pendientes las disposiciones para bancos, financieras populares y otras instituciones. Se espera un mayor desarrollo de esta regulación a partir de 2021.
BBVA ofrece sus APIs en el mercado mexicano desde 2017, siendo así una de las entidades pioneras en hacerlo, antes incluso de la primera regulación sobre banca abierta en el país. Actualmente están disponibles las de Accounts, Loans Auto y Locations.
Perú
Este país andino se encuentra bastante rezagado en cuanto al despliegue del open banking, puesto que a marzo de 2020 aún no contaba con ninguna ley o regulación específica para el desarrollo de este nuevo marco de los mercados financieros. Se trata de una iniciativa gubernamental que reclama, entre otros, el incipiente sector fintech peruano, del que se espera que emerja uno de los actores básicos en toda transformación open banking, los TTP (del inglés Third Party Provider, los proveedores externos, los nuevos actores).
Algunos expertos, no obstante, creen que el open banking llegará al país inca con o sin regulación estatal. “En muchos países, el ‘open banking’ está entrando a partir de la regulación, en el Perú es muy probable que no entre directamente por ahí, porque no vemos especial interés del regulador”, admite Manuel Romero, de la consultora Everis, en esta entrevista para el peruano El Comercio. Aunque avisa: “Con o sin regulación, el open banking va a llegar y la banca peruana va a tener que adaptarse”.