La historia de los bitcoins empezó allá por 2008. En agosto de ese año se registra el dominio bitcoin.org; en octubre se publica el primer documento sobre el funcionamiento técnico de la criptomoneda, bajo el título ‘Bitcoin: A Peer-to-Peer Electronic Cash System’ y con el pseudónimo Satoshi Nakamoto; y en 2009 nace la red bitcoin. Es, posiblemente, uno de los grandes hitos digitales de la era reciente. Un negocio que mueve millones de inversión al año. Y, en gran medida, todo eso es posible gracias a la creación de interfaces de desarrollo de aplicaciones (APIs).
“Una versión de dinero electrónico peer-to-peer permitiría que los pagos en línea se envíen de una parte a otra sin tener que pasar a través de una institución financiera”. Así definía el creador de bitcoin lo que entonces solo era un whitepaper de una idea prometedora. “Se propone una solución al problema del doble gasto (se refiere a la intermediación bancaria) utilizando una red peer-to-peer”, continúa en el documento que da origen a estas criptomonedas.
Hoy día los bitcoins siguen con vida en un escenario, el fintech, donde el nacimiento de nuevas ideas, proyectos y startups renuevan constantemente el mercado con otros espacios para la inversión: continuamente nacen y mueren ideas que desaparecen por pequeños detalles. La evolución y las previsiones hablan de una criptomoneda que goza de buena salud y que tiene recorrido, aunque nunca podrá ser una moneda virtual de carácter global por su inestabilidad.
Algunos especialistas del sector creen que la tendencia alcista de los bitcoins se mantendrá durante 2016, siempre entre los 350 y los 550 dólares. Aunque como es lógico, existen analistas que no descartan un retroceso hasta los 300 dólares. La realidad es que en estos momentos supera con comodidad los 500 dólares (a fecha de 2 de junio de 2016) y está en claro crecimiento desde octubre de 2015.
En el siguiente gráfico puede verse el índice de cotización de bitcoins CoinDesk BPI:
Prudencia: con 2013 en mente
Lejos quedan aquellos días en los que el precio de la criptomoneda se situó por encima de los 1.200 dólares a finales de 2013. Durante ese tiempo, hasta que la moneda virtual finalmente cayó muy por debajo de los 300 dólares, algunos bitcoiners hicieron dinero con la especulación monetaria y los grandes centros de datos para el minado de bitcoins encontraron un campo de explotación comercial realmente interesante, hasta que la bajada del precio convirtió ese minado profesional y el alquiler de los servidores para ello en algo poco rentable.
Desde mediados de 2015, se han dado algunos factores interesantes que anticipan un aumento del volumen de inversión en bitcoins y un cambio en la tipología de ese inversor. Algunas claves del último informe de previsiones hecho por CoinDesk:
● La inversión de capital riesgo a finales de 2014 fue de 362 millones de dólares, en 2015 esa cifra ascendió hasta los 490 millones de dólares. En porcentaje de crecimiento: del 280% de 2014 al 36% registrado en 2015.
● A finales de 2015, el volumen de operaciones de cambio y número de grandes firmas interesadas en bitcoins era cuatro veces mayor que en 2014.
● Para 2016 se espera un total de 16 millones de monederos virtuales de bitcoins, con un crecimiento interanual que podrían rondar el 25%.
Campo de desarrollo de negocio basado en APIs
En la actualidad existen algunas empresas de primera línea cuyo negocio principal es la compra, la venta y el uso bitcoins en los distintos campos en los que es necesario una interfaz de desarrollo de aplicaciones y blockchain, la tecnología que está detrás (transacciones, M2M, predicción o privacidad). Algunos de los referentes más importantes son Coinbase, Bitpay, Blockchain, BlockCypher o Block.io.
Todos ellos tienen una o varias APIs para dar servicio a terceros dentro del mundo de los bitcoins. Coinbase tiene una interfaz para la creación de monederos de bitcoins; Bitpay para la gestión de los pagos en esa criptomoneda; Blockchain dispone de varias interfaces para recibir pagos, el tratamiento de las cadenas de bloques de datos, consultas y transacciones y monederos virtuales; y BlockCypher y Block.io facilitan varias APIs, todas ellas sencillas y muy versátiles, para el desarrollo de monederos y aplicaciones fiables para las cadenas de bloques.
● Coinbase. La API de Coinbase permite el desarrollo de aplicaciones de bitcoins o la integración de esos desarrollos dentro de las aplicaciones ya existentes de una tercera empresa. Algunas de sus funcionalidades:
– Creación de monederos virtuales de bitcoins.
– Compra, venta, envío y recepción de bitcoins.
– Almacenamiento seguro de este tipo de criptomonedas.
– Recuperación y consulta de información histórica de precios.
– Recepción de notificaciones tras producirse un pago.
– Funcionalidades relacionadas con la gestión de pagos.
Todo el proceso de prueba con la API de Coinbase se hace en un entorno de testeo o sandbox. En este caso el entorno de prueba se ejecuta dentro de Testnet 3. Testnet es una alternativa a la cadena de bloques de bitcoins; es lo que facilita a los desarrolladores un escenario de prueba sin tener que usar bitcoins, valor real y sin el riesgo de provocar que la cadena de bloques en la que se basa bitcoin se rompa por algún motivo. Testnet 3 nació por la necesidad de simplificar todo este proceso de prueba.
Coinbase tiene en este momento varias bibliotecas y SDK móviles para el desarrollo de aplicaciones. Todos ellos en distintos lenguajes de programación: sintaxis como Ruby, Python, Node.js, PHP y Java para las bibliotecas; y SDKs tanto para el sistema operativo Android como iOS. No hay que olvidar las bibliotecas para el protocolo de autenticación OAuth.
● Bitpay. Dispone de una API REST con la que sus clientes pueden gestionar facturas, emitir reembolsos, administrar cuentas y obtener información en tiempo real sobre la cotización de bitcoins. Los desarrolladores pueden hacer uso de la API a través de peticiones HTTP o HTTPS y la devolución de datos de respuesta en formato JSON. O algo más sencillo con el uso de varias bibliotecas en lenguajes de programación como PHP, Node.js o Ruby. La API funciona con un protocolo de autenticación que ellos llaman BitAuth, con el que a cada clientes se le asigna un ID de identificación específico.
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