De Singapur a Nueva Zelanda, cinco modelos de open banking en Asia y Oceanía

De Singapur a Nueva Zelanda, cinco modelos de open banking en Asia y Oceanía
De Singapur a Nueva Zelanda, cinco modelos de open banking en Asia y Oceanía

BBVA API Market

El open banking ha cambiado las reglas del juego en los últimos años, fomentando la creación de nuevos ecosistemas digitales cada vez más competitivos en los que conviven actores tradicionales con productos renovados y también nuevos jugadores que apuestan por la innovación. En Europa, la PSD2 ha sido un motor fundamental en los últimos trimestres, pero ¿cómo está avanzando el open banking en el resto mundo? En este artículo analizamos la situación en América. En el presente, en cambio, señalamos algunos de los hitos más destacados del último año para Asia y Oceanía.

Australia

Los debates para la implementación del open banking en este país se iniciaron en 2017 con la formación de una comisión para estudiar la regulación de los derechos de protección de datos del consumidor (Consumer Data Right), dentro del cual ha enmarcado toda su iniciativa de open banking.  En 2018, el Gobierno aceptó las recomendaciones realizadas por este organismo y en agosto de 2019, el Parlamento aprobó las normativas sobre datos en el terreno del open banking.

Así, el sector bancario, junto con el energético y las telecomunicaciones, ha sido la avanzadilla en la aplicación del Derecho sobre los datos del consumidor que el Gobierno piensa seguir implementando progresivamente en toda la economía australiana.

Desde entonces se ha iniciado una fase beta donde los cuatro grandes bancos de Australia (CommBank, ANZ, Westpac y NAB) han comenzado a compartir datos relacionados con tarjetas de crédito, débito, cuentas de ahorro y cuentas corrientes, que se completará con información sobre hipotecas y productos de préstamo. Se espera que a partir de julio de 2020 los consumidores finales ya puedan autorizar a estas entidades bancarias a compartir esa información con proveedores externos. Además, a partir de esa fecha también los bancos de menor tamaño deberán empezar a abrir a la competencia el acceso a los datos de aquellos clientes que así lo autoricen.

Hong Kong

La Autoridad Monetaria de Hong Kong (HKMA) puso en marcha el ‘Open API framework’ para el sector bancario en julio de 2018. Este marco está permitiendo que las entidades financieras desarrollen sus APIs y las adopten como nueva forma de hacer negocios y de crear productos y servicios para sus clientes. El Gobierno autónomo de este territorio chino pretende que esta nueva regulación se aplique de manera “estricta, prudente y escalonada” y por ello estableció cuatro fases.

En la fase uno, puesta en marcha en enero de 2019, al menos 20 bancos minoristas abrieron 500 APIs con información de tipos de cambio, tasas de depósito y comparación de préstamos. Tanto páginas web como aplicaciones móviles ya están utilizando estas APIs en los servicios que ofrecen a los usuarios finales, según informa la autoridad monetaria de Hong Kong. La fase dos, iniciada en octubre de 2019, es muy similar a la anterior e involucra a los mismos bancos minoristas. Esta vez la tecnología se enfoca en procesar solicitudes de productos y servicios.

Las dos fases restantes, centradas en estandarizar las definiciones de datos y los procesos de transferencia de los mismos, están en desarrollo actualmente. El objetivo, al igual que en Europa pasa con la autenticación reforzada o SCA, es lograr una agregación de datos precisa y mejorar la confianza del cliente en el uso de los servicios relacionados. La HKMA trabaja pues con la industria en los detalles de la estandarización API en los próximos meses con el objetivo de publicar un conjunto de estándares técnicos durante el presente 2020.

Este es el contexto en un territorio que, a diferencia de lo que pasa en Europa o en Reino Unido, los ciudadanos ponen muchos menos reparos a la premisa básica del open banking, que es la compartición de la información del propio cliente: según una encuesta de Deloitte, mientras el 69% de los usuarios británicos declaró “problemas” para aceptar compartir sus datos bancarios con terceros actores, tan sólo un 31% de ciudadanos hongkoneses se muestra reacio a ello.

Japón

Este país asiático hizo varias enmiendas a su Ley de Banca en 2017 y 2018 para adaptarse a la ola del open banking. La gubernamental Financial Service Agency (FSA) estableció un proceso de autorización para los TTP (del inglés Third Party Provider, los proveedores externos, los nuevos actores, como las fintech), introdujo la obligación de que los bancos publiquen sus políticas de APIs abiertas y alentó a los instituciones financieras a contratar al menos un TPP para 2020, según recoge Deloitte.

Sin embargo, según algunos expertos, a diferencia de lo que ocurre en Europa o Reino Unido, la regulación nipona carece de claridad sobre la portabilidad de los datos y, lo que es más preocupante, la implementación de componentes de banca abierta entre las empresas japonesas sigue siendo voluntaria. No obstante, según la misma fuente, aproximadamente 130 bancos autorizados en Japón, entre los 140 más grandes, tienen planes de abrir APIs a mediados de 2020.

Habrá que estar pendientes de si finalmente es así, ya que lo anterior se desarrolla en un contexto complejo, en el que por un lado el 80% de las transacciones son todavía en efectivo y, por otro, existe una alta concentración en los proveedores de servicios de pago electrónico: de los 59 registrados, los cinco principales copan el 75% del mercado, según Norbert Gehrke, de Tokyo Fintech.

Nueva Zelanda

Para abrir las puertas a una implementación del open banking, Nueva Zelanda ha ha dirigido su mirada hacia los proyectos de Reino Unido y Australia, naciones de la Commonwealth como el archipiélago oceánico. El objetivo declarado del gobierno es fortalecer el sistema, aumentarán la competencia, y reducir los costos de los servicios financieros.

Para lograrlo, ya en 2018, el gobierno respaldó un plan piloto que incluía a grandes bancos como BNZ y ASB y a empresas tecnológicas como TradeMe, Datacom y Paymark. Estas entidades financieras y fintech conformaron la asociación que hoy recibe el nombre de Payments NZ. Este grupo ha explorado el diseño y el desarrollo de APIs comunes relacionadas con pagos y también ha trabajado en establecer un marco operativo para administrar el uso y la iteración de la nueva tecnología de intercambio de datos. La estandarización es, como siempre, primordial en las estrategias nacionales de open banking.

Los resultados de ese plan piloto han sido exitosos y en mayo de 2019 esta asociación sectorial habilitó el nuevo servicio de APIs: uno de iniciación de pagos, y otro de información de cuentas. Ambos ya disponibles para su utilización en su ‘API Center’.  Hay dos formas de sacar partido a estas APIs: como un usuario estándar registrado o un colaborador. Los usuarios estándar son organizaciones que se unen como proveedores de APIs o como terceros, dependiendo de si desean proporcionar sus propios ‘endpoints’ o consumir los compartidos por otros usuarios. El registro de proveedores está destinado a desarrolladores y profesionales, quienes disponen de un sandbox para sus pruebas.

Singapur

Este país es el pionero en implementación de banca abierta en la región asiática. Su posición de liderazgo se basa en dos pilares: su ecosistema digital, ideal para las fintech; y la adopción de APIs, según un estudio publicado por la Asociación de Pagos Emergentes de Asia (EPAA).

La Autoridad Monetaria de Singapur (MAS) fue la primera en proporcionar pautas y un marco legal para el open banking en esta zona de Asia. En 2018, MAS lanzó APIX, un nuevo ecosistema digital de innovación con APIs relacionadas con la regulación de datos. En la actualidad, APIX es ya una plataforma que rastrea APIs por categoría y función. Hasta el momento tiene registradas más de 120 APIs transaccionales y casi 200 APIs informativas.

Al menos 50 instituciones financieras y 140 empresas fintech ya confían en la tecnología de APIX para escalar sus productos financieros en un entorno digital seguro. Además, los grandes bancos singapurenses, como DBS, OCBC y UOB, ya trabajan con estas compañías tecnológicas o TTP para lanzar aplicaciones que utilizan sus API.

Este pequeño país asiático ha lanzado recientemente, además, un paquete de ayudas a las fintech ante el escenario causado por la emergencia de la COVID-19. Entre estas ayudas incluyen un acceso de 6 meses gratis a APIX para estas startups, además de financiación y ayudas a la formación de sus empleados.

En agosto se debatirá sobre todo esto en los ‘APIDays Singapore 2020’, que congregará a más 600 expertos financieros y técnicos de startups.

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