Breve historia de las APIs: del comercio electrónico a la era móvil

La historia de las APIs comienza a escribirse por el e-commerce. Pero la eclosión llegó con la compañía de cloud computing Salesforce, que hizo de internet el medio donde habitaría su servicio basándose desde sus orígenes en una API.
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Breve historia de las APIs: del comercio electrónico a la era móvil
Breve historia de las APIs: del comercio electrónico a la era móvil

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La historia de las APIs comienza a escribirse por el e-commerce. Pero la eclosión llegó con la compañía de cloud computing Salesforce, que hizo de internet el medio donde habitaría su servicio basándose desde sus orígenes en una API.

Arrancaba el nuevo milenio. Mientras el mundo se recuperaba del susto del temido Efecto 2000 y los amantes de los videojuegos se preparaban para la llegada de la Playstation 2 y de Los Sims, una pieza que terminaría siendo fundamental en el mundo digital tal y como hoy lo conocemos estaba a punto de nacer: las APIs.

Su llegada se produjo, oficialmente, con la disertación escrita por Roy Fielding, uno de los autores principales de la especificación HTTP, sobre arquitectura de software. No obstante, aunque fue entonces cuando se introdujo el concepto, en realidad, fue unos meses antes cuando la compañía de cloud computing Salesforce hizo de internet el medio donde habitaría su servicio, basándose desde sus orígenes en una API.

Más allá de este primer caso, la historia de las APIs comienza a escribirse con cierta constancia gracias al comercio electrónico. Al fin y al cabo, a finales del año 2000 eBay lanzaba su interfaz de programación de aplicaciones (API) junto a un programa destinado a un grupo selecto de desarrolladores. Su intención era impulsar el área de las soluciones de comercio electrónico, pero de paso fomentaron también la de las APIs. Además, eBay no estuvo sola en ese empeño: en el verano de 2002, el gigante Amazon hizo lo propio.

Los de Jeff Bezos pusieron la guinda del pastel con el lanzamiento de Amazon Web Services. Con esta plataforma, la compañía permitía a los desarrolladores incorporar los contenidos de Amazon.com y sus características en sus propias páginas web, haciendo posible así que en sitios de terceros se pudieran buscar y visualizar los productos de la compañía.

Si el comercio electrónico hizo de punta de lanza en lo que a API se refiere, las redes sociales fueron las siguientes en sumarse y darle un empujón: de hecho, pocos meses después de su lanzamiento en 2004, Flickr puso a disposición de los desarrolladores su plataforma. Y ese fue uno de los secretos de su vertiginoso éxito. Yahoo se hizo con la red social cuando la API REST de Flickr había hecho que se convirtiera rápidamente en la plataforma fotográfica predilecta de muchos blogueros que podían integrar fácilmente sus imágenes en sus páginas web.

En su caso, Flickr sí que fue una adelantada a su tiempo, ya que no sería hasta dos años más tarde, en septiembre de 2006, cuando Facebook abriera su plataforma para desarrolladores y su primera API, con la que se podía acceder a la lista de amigos de Facebook, fotos, eventos, y la información de perfil. Toda una mina de información a la que recurren en la actualidad la inmensa mayoría de sitios web. Solo un mes más tarde, Twitter hizo lo propio.

Y mientras las plataformas sociales experimentaban en el prometedor mundo de las APIs, Google iba un paso más allá y preparaba la forma de integrar sus herramientas en sitios de terceros: solo seis meses después del lanzamiento de Google Maps, los de Mountain View lanzaron la API del servicio cartográfico. Lo hacían como respuesta al sinfín de plataformas falsas que surgieron a base de piratear la información de la herramienta de Google.

Ante el éxito su primera tentativa, Amazon llevó sus APIs al siguiente nivel. Lejos de hacerlo ya exclusivamente centrada en el comercio electrónico, la compañía apostó por crear toda una infraestructura de apoyo a los desarrolladores basada en API REST: primero lo hicieron con Amazon S3, para almacenar datos en la nube, y más tarde con Amazon EC2, que también permite a los desarrolladores contar con servidores virtuales en sus ‘data center’.

Casi una década después llegaron los smartphone para confirmar el boom de las APIs: con el nacimiento de apps tan exitosas como Instagram, abrir una interfaz para que los desarrolladores pueden utilizar el contenido de una red social en su proyecto es una clave indispensable del éxito. Todo empezó con el comercio electrónico y las redes sociales, pero el móvil fue determinante para que las API se convirtieran en la llave tecnológica que son hoy.

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